Otro tema importante, que suele aparecer en el material pornográfico, es que los menores pueden asimilar como algo normal temas como pueden ser la dominación de la mujer, la promiscuidad, el gusto por las parafilias, sexo sin protegerse, realizar la masturbación, de una manera excesiva... Otro dato que se ha demostrado es que, los adolescentes que empiezan a consumir pornografía, a una edad muy joven, pueden llegar a sufrir de disfunción eréctil y podrían llegar a perder el deseo sexual, cuando llegan a los 25 años. Y, es que, tras muchos años de consumo de imágenes pornográficas, provoca que la respuesta natural del cerebro, ante una estimulación sexual, se pueda quedar “dormida”. Además, la pornografía, si se consume durante mucho tiempo, puede hacer que la felicidad sexual de la pareja desaparezca. Además, las personas que han consumido mucha pornografía no violenta, suelen tener una menor satisfacción hacia su impacto físico, el afecto, la curiosidad o el desempeño sexual de su propia pareja. Además, suelen buscar mucho más sexo, sin buscar ningún tipo de compromiso de sus emociones. Y, si suelen consumir pornografía violenta, suelen tener actitudes y comportamientos, de tipo antisocial. Además, los chicos jóvenes suelen ser mucho más agresivos con las mujeres y suelen ser menos sensibles con los sentimientos de su pareja, o el dolor que esta pueda sentir.
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