Aunque en el cine sólo hay un modo de convertirse en vampiro -por mordedura y por tomar sangre de uno- hay varias creencias en las culturas más tradicionales, que se pueden complementar entre sí. Entre algunas de las cuales tenemos:
*Por predisposición desde el momento de nacer. En la tradición de Rumania, una persona tenía más posibilidades de ser vampiro si nacía en séptima o undécima posición, y todos sus hermanos mayores eran del mismo sexo. O, si presentaba unas marcas de nacimiento, de determinada manera, como puede ser el hueso sacro pronunciado, tener mucho vello corporal o haber nacido encapuchado, o sea, que la cabeza estuviera envuelta en parte de la membrana placentaria o que hubiera ingerido parte de la misma. Entre los eslavos, la tradición decía que la persona debía nacer en Sábado Santo, para tener más posibilidades de ser un vampiro.
*Por muerte prematura o violenta. En la antigua cultura griega, es donde era conocido como Vly Kolakas o brucolacos, como también eran conocidos entre los pueblos búlgaros y los eslavos. Pero, también, en algunas culturas africanas y en Indonesia. Se pensaba que los niños, adolescentes o adultos que habían sufrido una muerte prematura o en circunstancias poco normales. Por suicidio o violencia, podían llegar a ser fantasmas vagabundos o vampiros.
Sin duda, sorprende que hay distintas maneras de convertirse en chupasangre, no sólo la “típica” más conocida.
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