La Iglesia Metodista Unida tiene una idea sobre la pornografía muy clara; pues, lo considera vinculada a “la violencia, la explotación y la coacción” y “se explotan todas las formas de comercialización, del abuso y de la explotación del sexo”. La ética sexual del Grupo de Trabajo de La Iglesia Metodista Unida afirma que “La investigación demuestra que la pornografía no es una actividad inocente. Es dañina y, en general, adictiva. Las personas que son adictas a la pornografía son fisiológicamente alteradas, como en su punto de vista sobre las relaciones con otros feligreses y con su familia, y su percepción sobre las mujeres y las niñas”.
Pero, no sólo hay un opinión. Además de expresar las preocupaciones que provoca el tema de la inmoralidad, algunas personas toman una postura anti- pornográfica alegando que ver pornografía puede ser adictivo, lo que lleva a un comportamiento autodestructivo. Los defensores de este punto de vista comparan la adicción a la pornografía con el alcoholismo, tanto en la afirmación de la gravedad del problema y en los métodos de tratamiento en desarrollo.
Jerry Falwell criticó la pornografía por motivos religiosos- morales. Dicen que el sexo está reservado para las parejas heterosexuales y casadas, que se utilizará sólo bajo la conformidad de la voluntad de Dios, y afirma que el uso de la pornografía consiste en la complacencia de la lujuria (que en el cristianismo es un pecado), y conduce a un aumento general de los comportamientos pecaminosos. Gordon B. Hunckley, ex presidente de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días era muy conocido dentro de la fe por exponer los sentimientos y los de su organización contra la pornografía.
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