El consumo de imágenes o videos pornográficos, por parte de los adolescentes y niños, puede provocar que tengan serios trastornos, en su conducta sexual. Hay que recordar que la pornografía muestra contenidos sexuales, de una manera obscena, con la finalidad de excitar o provocar la lujuria en los hombres o las mujeres. En la actualidad, nos encontramos que disfrutar de este tipo de cintas es mucho más fácil, gracias a Internet, ya que nos facilita todo el contenido, con un único clic. Pero, también, esta facilidad está provocando un gran problema de educación social entre los más jóvenes, ya que el contenido pornográfico es visto como algo normal y buscan llevarlo a su vida real. Los psicólogos recuerdan que este tipo de películas puede llegar a afectar, de manera muy seria, el desarrollo psicosexual de los niños y los adolescentes, sobre todo, provocando trastornos como son la predisposición a la promiscuidad, la falta de responsabilidad a la hora de usar anticonceptivos, estar en una situación de vulnerabilidad frente a enfermedades de transmisión sexual... Además, si los niños o adolescentes empiezan a consumir este tipo de productos, podrían sufrir dependencia e, incluso, llegar a sufrir una adicción a la pornografía. En la mayor parte de los casos es que nos encontramos que el contenido muestra prácticas de riesgo o peligrosas, incluso, sin ningun tipo de responsabilidad sobre el comportamiento sexual con la pareja. Los adolescentes y niños piensan que son normales, actos que son, en realidad, una exageración de lo que podría suceder en la vida normal y no se dan cuenta de que puede haber un riesgo real a un embarazo o a la transmisión de alguna enfermedad sexual, como puede ser el SIDA.
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