Pues si y ha nacido en Brasil. La gran diferencia con el porno más tradicional es que los actores deben estar casados y no se permite el adulterio. Además, las historias deben cumplir con los preceptos de la Iglesia cristiana, o sea, la típica escena de un hombre que llega a casa, después de una jornada de trabajo. Después de hablar de su trabajo y de los niños, ayuda a su mujer a lavar los platos, se van a la cama y hacen el amor, sin nada raro, sin acrobacias. Esto es el porno cristiano. Esta idea, nacida en el país carioca, busca mostrar el cuerpo como un regalo de Dios, que se debe respetar, pero con el anillo de bodas puesto. También, están prohibidos todos aquellos actos que se pueden ver como denigrantes, ni atarse, ni ponerse trajes realizados en cuerpo o pasarse con los golpes en las nalgas. Tampoco se pueden decir blasfemias, o sea, no se puede emplear un lenguaje sucio. Tampoco se muestran relaciones adúlteras, ya que cualquier tipo de desliz se castiga duramente. Y, en este tipo de género, no veremos ni sadomasoquismo, ni sexo anal o más de dos miembros, o sea, la mayoría de las prácticas que vemos en una página normal de sexo.
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